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Las razas y el futuro del perro

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Domesticación Mutua

Nuestros ancestros y los de ellos se encontraron hace 19 mil años, juntos atravesamos los peligros del mundo neolítico, ellos nos brindaron su ayuda para cuidar los asentamientos, cazar y hasta cargar e ir a la guerra.

El lobo puso a nuestro servicio su vigor físico,  sentidos híper desarrollados y afilados dientes, eso fue posible porque son una especie que en sus propias estructuras sociales cuenta con conceptos como jerarquía, lealtad y afecto. Nosotros, a cambio, le dimos la ventaja de nuestra inteligencia, así como alimentación, cuidados y, en la mayoría de los casos, también devolvimos el afecto.

Con su ayuda directa e indirecta, así como los conocimientos de zootecnia que adquirimos a través de nuestra relación, pudimos domesticar nuevas especies de animales, cuyo consumo aún compartimos con ellos, ya sea a través de concentrados o directamente desde las cocinas o mesas de nuestras familias.

El ADN del perro es diferente al del lobo a causa de nuestra relación, lo que es más, si se hiciese un concurso entre un perro y un chimpancé para comprender los gestos humanos sin previo entrenamiento, el chimpancé perdería. El perro es el único animal instintivamente capaz de entendernos, como cuando señalamos con el dedo hacia un lugar o en una dirección. Así como nuestras expresiones faciales, por eso son capaces de sentir empatía hacia nosotros. ¿Has tenido alguna vez la sensación de que tu perro te sonríe de regreso? ¡Es porque eso es precisamente lo que está haciendo!

El Mejor Amigo del Perro

 

El ADN humano tampoco fue indiferente a esta simbiosis milenaria, nosotros también respondemos instintivamente a su presencia, silbando y sobando su pelo como un mandato espontáneo de nuestro subconsciente, así como un impulso a menudo incontrolable de darle de comer y llevarlo a casa. Cuando se trata de los perros que ya habitan nuestras vidas, tenemos complejos lenguajes de signos y sonidos para comunicarnos con ellos a través de diferentes situaciones. Por eso nos encanta afirmar: “sólo le falta hablar”. Porque sabemos que se comunican con nosotros, únicamente no han aprendido a usar nuestro idioma natal.

Nuestro “socio” nos ha servido tanto para sobrevivir y construir esta civilización, que probablemente no hubiésemos llegado tan lejos sin él. Como muestra, el primer ser vivo en el espacio fue la perra Laika, en 1957. Su ascenso a las estrellas no sólo fue un hito para la ciencia y los viajes al espacio; las protestas desencadenadas por su sacrificio, aunque no son la primera referencia histórica de una postura ideológica a favor del bienestar animal, trajeron un augurio de división entre la humanidad y su socio animal más cercano.

Para comprender esto debemos situarnos en la realidad moderna de las poblaciones urbanas, el hombre contemporáneo cambió la lucha contra el clima y los elementos de la naturaleza en la búsqueda de abrigo y alimento, por el esfuerzo contenido en el conjunto de sistemas que él mismo creó para administrar su vida en sociedad y suplir sus necesidades… lejos quedaron esas noches oscuras y los inviernos largos de hace 19 mil años. Tan lejos, que muchos niños que habitan las vastas zonas urbanas del primer mundo jamás han visto una vaca en persona, o estado en una granja donde se cultiva la comida.

 

El resultado de esa “disociación ” es que las realidades de la naturaleza repentinamente les parezcan demasiado para poder procesar. En otras palabras, mientras los niños de hace 100 años pudieron haber ayudado o visto a su madre sacrificar un animal para comer, los de ahora asumen subconscientemente que la carne surge de manera limpia y empaquetada en el supermercado.

Al mismo tiempo, los dibujos animados plantean una utopía en la que todos los animales de la granja hablan, tienen pensamientos humanos y hasta visten ropa, así que la empatía está presente desde una edad muy temprana, resultando en individuos que tienden a realizar una proyección o noción falsa de que el animal es humano y en algunos casos extremos, que el humano es animal.

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Sin querer, este punto en el desarrollo de la civilización está causando estados de “shock” en muchos individuos al momento de crecer y aprender que la relación que llevamos con los demás seres vivos del planeta es real y no dictada por las fantasías infantiles, que son un conjunto de ideas esculpidas bajo la luz de la ternura y la inocencia del niño.

 

Esta realidad, en cambio, es dictada por nuestras propias necesidades de supervivencia como especie y las leyes de la naturaleza, no a causa de una “maldad” propia de la humanidad. Como también es la manera infantil de interpretar la forma en que nuestros ancestros y nosotros nos relacionamos con los animales, y así evitar el proceso que va de la adolescencia a la madurez mental en que el individuo cuenta con las herramientas para asimilar la realidad de una manera saludable y racional.

Contrario a esa perspectiva distorsionada, en realidad, durante el último siglo el hombre ha mejorado su relación con las demás especies; Mientras el concepto de bienestar animal ha permitido una relación más justa entre el hombre y los animales domésticos.

Con conceptos como las 5 Libertades Animales de la SPCA de Londres, también nuestros perros se han visto sumamente beneficiados de ese proceso de “sensibilización”, que ha sido posible a través de avances en la ciencia y el propio refinamiento de las culturas cuando sobrepasan la necesidad de sobrevivir y pueden enfocarse en mejorar aspectos de calidad de vida, así como sus relaciones.

No obstante, ha surgido un extremo radical:

“UN MOVIMIENTO QUE PLANTEE LA CASTRACIÓN DE TODOS LOS ANIMALES DE UNA ESPECIE Y EL CIERRE DE LOS CRIADEROS, NO PUEDE AL MISMO TIEMPO AMARLA, PORQUE EL RESULTADO DE LA APLICACIÓN FANÁTICA Y CATEGÓRICA DE SU IDEOLOGÍA SÓLO PUEDE SER LA EXTINCIÓN DE LA ESPECIE QUE PRETENDE PROTEGER.”

Esta sobre protección parece argumentar que la única manera para que los animales domésticos dejen de sufrir, es que dejen de existir.

La Importancia de las Razas

 

Una raza es una población con un conjunto de características específicas que son heredables y compatibles entre sí. Antes de 1873 no existían clubes de kennel o asociaciones canófilas porque la crianza de las razas a menudo tenía que ver con el trabajo de los perros en su localidad, ya que organizar a nuestras plantas y animales en virtud de su función y aspecto es algo que el hombre hace instintivamente.

 

La razón del surgimiento de los “Kennel Clubs”, siendo el primero de la historia fundado en Inglaterra y llamado simplemente “The Kennel Club”, fue la Revolución Industrial. Es en esta época que el hombre empezó a abandonar la producción en el campo y se volcó a la ciudad por fuentes de empleo, la forma de vida del hombre se transformó tan drásticamente que la crianza de las razas dejó de ser en su mayoría algo espontáneo y empírico, y empezó a ser un esfuerzo organizado con lógica, reglas y conocimientos que permitieran que perduraran las razas hasta entonces creadas por las diferentes interacciones naturales del hombre y el perro.

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Las razas no son simplemente la manera en que los perros lucen, sino a la rama que pertencen en el árbol evolutivo que se desprende del lobo y otras especies de cánidos que aportaron los primeros genes del perro. Esto tiene mucho que ver en el temperamento de cada animal, su instinto o carencia de instintos en una materia específica. Los perros pastores han perdido el sentido de presa ocasionado por los animales encargados a su protección. Por el contrario, se convierten en protectores del ganado. En el otro espectro están los cazadores cuyo instinto es tan fuerte que no los convierte en candidatos ideales para convivir con mascotas más pequeñas. Las razas con fuerte ascendencia del lobo son independientes, saludables y orgullosas.

 

Las molosoides europeas traen el noble linaje de antiguos perros griegos que, al igual que los habitantes de las ciudades estado de la Antigua Grecia, eran tanto capaces de cuidar el hogar, pastorear el ganado, cazar y hasta ir a la guerra; perros de este linaje fueron utilizados en la expansión del imperio romano y en la guerra hasta tiempos recientes, cuando en la Primera Guerra Mundial el Sargento Stubby fue el primer perro en la historia del Ejército de Estados Unidos en obtener un rango militar.

Pero las funciones de las razas no se limitan a servicios de alta demanda física, también existen perros de terapia, cuya capacidad para mantener la calma se valora mucho. Hay perros lazarillo, cuya mansedumbre e inteligencia juegan un papel crucial al ser los ojos de sus dueños. También existen perros policía, perros de protección y los más famosos perros de rescate, que trabajan en situaciones donde una fracción de segundo marca la diferencia entre la vida y la muerte.

 

Todas estas funciones son llevadas a cabo gracias a la predictibilidad y disposición específica de cada raza, sus características no son virtudes generalizadas de todos los perros sino el resultado de  miles de años de convivencia y colaboración con el hombre realizando un objetivo en común. Es por ello que sus genes valen la pena ser preservados para las generaciones futuras.

¿Cuál es el Plan?

Porque la Revolución Industrial además de los “Kennel Clubs” trajo consigo la producción en masa de todo, no sólo de animales, esto no significó el final de los criadores y amantes de los perros, pero sí dio un ejemplo de lo que puede salir mal cuando el hombre pierde de vista el amor por su trabajo y el respeto a la vida y se entrega únicamente a la ambición por el dinero. Estos lugares apodados “Puppy Mill” son el estandarte de las ideologías que pretender convencer a todos que criar perros es un acto inmoral y que todos los perros deben ser castrados como si su naturaleza sexual y reproductiva les significara una carga injusta.

Pero la realidad es que las “fábricas de perros” son rechazadas por todos los amantes de los perros y sus acciones repudiadas por igual. Su efecto sobre las razas también es negativo al causar el deterioro genético como efecto de la endogamia y la cruza sin sentido descrita como “cruzar por cruzar”.

Cualquier criadero puede ser un negocio, pero eso no implica que los perros no tengan una vida plena y digna o sean sobre producidos. Como ejemplo, las perras de criaderos responsables se retiran luego de la cantidad recomendable de partos según su raza y con mucho tiempo de vida y salud para integrar una familia activa y terminar sus días rodeadas del amor que todo ser vivo merece. Además, muchos criadores analizan a quienes dar sus perros de una manera similar a la de los refugios.

Mientras tú lees esto, muchos perros de criadero están salvando vidas, encontrando personas desaparecidas, guiando ciegos, confortando enfermos, acompañando ancianos, olfateando peligros y hasta educando niños en el milenario arte y ciencia de la zootecnia que nos permitió pasar de la edad de piedra a la modernidad. Así que si pretendemos seguir teniendo un mejor amigo, debemos poner atención a los criadores, a su trabajo y a los valores que ponen en práctica. Aprendamos a respetar el derecho de todos los perros a existir, sin importar su legado genético, y comprender que siempre existirá una necesidad de perros criados con tradición, propósito y mística.

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¿Adoptar o Comprar?

 

¡Ambas! Sin importar la raza, o abundancia de ellas, todos los perros son capaces de flecharnos y desde ese momento en adelante ser nuestro compañero fiel. La mayoría de las historias de mascotas empiezan y terminan así, y es que todos los perros se ganan su lugar en casa; son personajes únicos que llenarán nuestras vidas de sorpresas y emociones. Pero si tienes un momento para analizarlo, es importante que te hagas las siguientes preguntas:

¿Cuál es tu estilo de vida? Si tienes mucho espacio y tu presupuesto lo permite, podrás darte el lujo de tener un perro grande. Si vives en un apartamento te conviene un perro pequeño o mediano. Si eres muy activo físicamente puedes disfrutar un perro de raza energética, pero si eres más relajado te volvería loco y destruiría tu casa.

¿Para qué lo quieres? Si tienes un propósito para tu compañero debes buscar un perro que no sólo sea capaz de llenar esa función, por ej: acompañar a tu abuela todo el día o salir a correr contigo los domingos, ¡o ambas! Sino también que disfrute su “trabajo”, si los humanos tenemos un derecho universal al trabajo, ¿por qué a nuestro mejor amigo se lo vamos a negar? Tener una función o algo que se espera de nosotros nos llena de propósito, aumenta nuestra autoestima y nos da un sentido de vida. El ocio deprime, engorda y reduce la expectativa de vida de todos los animales.

¿Eres racista canino? No te preocupes, si amas a una raza, no tiene nada de malo. Si amas a todos los perros y si en tu familia incluyes recatados conviviendo con animales comprados, eso no te hace alguien raro. Es sólo que te has dado cuenta que cada uno tiene algo especial. Saber qué esperar de tu mascota, darle un trabajo y mostrar su belleza son experiencias muy satisfactorias; tanto como poder tender la mano a un ser sensible en necesidad y transformar toda la tristeza de la calle en calor de hogar es una gratificación inmensa.

Temas como la raza son simbolismos humanos que a los perros tienen sin cuidado, pero sentimientos como el amor y la lealtad son emociones caninas que complementan y edifican nuestras vidas.

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